jueves, 14 de julio de 2011

La Constitución de los políticos, Por: Javier E. Revelo Rebolledo

Javier E Revelo


En sus veinte años de historia, la Constitución de 1991 no sólo no ha podido someter a las élites políticas regionales, sino que en cierto sentido las ha fortalecido. Este resultado, difícil de prever, se explica por el idealismo de la Constitución en relación con el campo político.

De todas las partes que tiene la Constitución, los políticos conocen al detalle una de ellas: la que regula el acceso al poder político. Esta es, por así decirlo, su Constitución. Lograr que los políticos se comporten como dicen las constituciones es algo difícil. En Colombia esta tarea parece particularmente difícil dada la habilidad de los políticos para amañar y evitar cuanta norma se crea.

Con el fin de profundizar la democracia y de superar la exclusión política, los constituyentes decidieron eliminar casi todas las barreras de acceso. La Constitución, por ejemplo, disminuyó al mínimo los requisitos para crear partidos, ser candidato y resultar elegido; estimuló los mecanismos de participación; profundizó la autonomía y democracia locales; y entregó la organización electoral a los partidos políticos.

Con estos diseños se esperaba que ríos enteros de ciudadanos excluidos ingresaran a la vida política. En algunas regiones esto en efecto ocurrió. En otras sencillamente fue imposible. Aprovechando la apertura del sistema, las elites locales crearon sus empresas electorales (beneficiándose de las facilidades para crear partidos), los partidos tradicionales se disfrazaron de minorías (amañando las normas que promovían la representación de las minorías), los narcos capturaron buena parte del Estado en las regiones y en el nivel nacional (instrumentalizando la autonomía local), y todos juntos evadieron el control  (eligiendo a los magistrados del Consejo Nacional Electoral).

Como la Constitución no pudo cambiar las costumbres políticas, fue necesario reformarla en dos ocasiones. Mientras que en 2003 se racionalizó el acceso al poder político y se edificaron nuevas barreras, en 2009 se fortaleció la responsabilidad de los partidos políticos.

En algunos años –ojalá menos de veinte- se podrá establecer si, a pesar de las recientes reformas, los políticos siguen subordinando a la Constitución o si ésta por fin logró someterlos.

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