jueves, 28 de julio de 2011

UN CAMINO TAN INDESEABLE SOCIALMENTE COMO INCORRECTO POLÍTICAMENTE, Escuela Ciudadana

Alvaro Sepúlveda Franco -Manuel Caicedo Paz


A simple vista pareciera no haber dudas sobre las buenas intensiones que, frente a algunos aspectos de la vida económica, política e institucional del país, tiene el actual gobierno, al que debemos denominar como el de Santos y Angelino. Temas como las relaciones con la oposición política y con la Rama  Jurisdiccional del poder público, tan menguadas y conflictivas en la cuestionada era de Uribe, muestran indudables cambios positivos que el país celebra. Lo  mismo podemos predicar de la preocupación por ciertas reglamentaciones gruesas, como los estatutos contra la corrupción, para la participación ciudadana, para el derecho a la información y, sobre todo, la ley de reparación de víctimas y restitución de tierras, esta última pensada y diseñada, indudablemente, en defensa de quienes sufrieron la afectación y no de quienes la causaron, a pesar de las numerosas y -algunas de ellas - fundadas críticas que ha recibido la  iniciativa.
En otros temas, sin embargo, también de señalada importancia para el futuro del país, como la educación y principalmente la de nivel superior, la receta oficial no es más que la continuidad agravada de la política uribista, neoliberal, consistente en la simple fórmula de privatizar abiertamente las universidades públicas, aplicando ahora la variable consistente en permitir el ingreso de capital privado a ellas. Y en otro ámbito, circunstancia que realmente motiva el presente escrito, decisiones que parecieran nimias frente a los grandes problemas nacionales, como la venta de celulares, cigarrillos al menudeo y misceláneos en los  estadios del país durante el periodo del mundial sub 20 de balompié, no solo tienen un fuerte impacto económico sobre los sectores menos favorecidos -micro comerciantes de estas especies cuyos ingresos, en la mayoría de los casos, no superan el equivalente de un  salario mínimo mensual legal vigente, por supuesto sin ningún tipo de seguridad social u otras garantías, como el riesgo profesional- sino que parecen marcar un claro derrotero sobre la filosofía que inspirará el desempeño económico del país en el actual gobierno: incentivos, permisividad y favorecimiento al mediano y al gran capital, y a las compañías transnacionales por un lado, y discriminación hostil, soterrada, contra el pequeño, por el otro.
Digamos, entonces, que es precisamente este modelo de acumulación a ultranza, apelando incluso a las expresiones más insospechadas -por periféricas y residuales- de la actividad económica, el responsable del malestar nacional derivado de las enormes desigualdad y deuda social que hoy por hoy nos convierten en uno de los peores países del mundo, en ese sentido, y que muy justificadamente conmueven a la sociedad colombiana desde hace tantos años. Esa filosofía elitista, desarrollista, es el soporte conceptual de la tendencia monopolizadora de la economía -no solo el monopolio estatal es inconveniente- y tuvo su máximo reflejo, recordemos, en recientes episodios de corrupción descarada como Agro Ingreso Seguro, repugnante ejercicio de poder e inclinación clasistas que hasta hace muy pocos días Uribe y Arias defendían como parte de una gran estrategia contra la pobreza (¡¡¡).
No creemos, francamente, que sea este sea el rumbo intencional del actual gobierno, quien es partidario de la libre empresa, sí, pero ajustando su actividad, por medio del control social y político, a procedimientos y actuaciones acordes con la ética y la  responsabilidad que hagan viable su modelo, permitiendo y fomentado las economías de pequeña escala ya no solo como un derecho sino además como alternativa frente a la carencia estructural de fuentes de empleo.
Por ello, hacemos un llamado al equipo económico del gobierno para que revisen estas decisiones en favor de los sectores más necesitados, aplicando opciones distintas a las cuestionadas. En el caso del mundial sub 20, por ejemplo, no es justificación alguna decir, como lo hizo alguien, que la decisión de retirar durante el tiempo del mundial a las ventas tradicionales para dar paso al comercio foráneo y fuerte es de la Fifa, porque ésta y el evento son de carácter privado; con semejante argumento podría justificarse cualquier exabrupto, cuando la verdad es que nuestra Carta fundamental –hoy adornada con el bloque de constitucionalidad garantista- y las leyes nacionales son de obligatorio cumplimiento por quienes se encuentren en el territorio nacional de manera permanente o pasajera, en cualquier tiempo. 
El actual gobierno tiene aquí una excelente oportunidad para demostrarle al país que su prédica, tan apreciada por la sociedad colombiana, de la concertación y el diálogo social como vías para la inclusión y la concordia nacionales, tiene con mayor razón cabida en sus propósitos de desarrollo.     
Alvaro Sepúlveda Franco, Manuel Caicedo Paz
Asociación Escuela Ciudadana
Santiago de Cali, julio 28 de 2011

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